El tiempo de la cosecha

Para una buena cosecha se requiere de buena semilla, buen abono y riego regular y constante. Muchos son los que tratan de encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados sin entender que el triunfo es simplemente el resultado de nuestro crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Si sabes acerca de la siembra, sabrás que tu no pones la semilla, riegas el agua y luego te sientas a esperar a recoger el fruto. Todo en un mismo día. Aquel que cultiva la tierra tampoco se para frente y grita con todas sus fuerzas: ¡Vamos Crece! ¡Vamos Crece¡ ¡Crece!.

Para aquellos que no tienen ninguna idea del cultivo de la tierra déjenme decirles algo: El gritarle a la semilla ya es un poco eficaz manera de cultivar la tierra. Hay que abonar la tierra, sembrar buena semilla, regar la tierra regularmente, aunque muchas veces parezca que nada está sucediendo. No podemos renunciar. Es triste ver cuantas personas renuncian cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Sin embargo, el éxito sólo llega a aquellos que perseveran y saben esperar. Cuántos de nosotros, a veces impacientemente, nos encontramos diciendo ¡Crece, Vamos, Crece!, en nuestras propias vidas. Muchas veces sin tan siquiera haber puesto la semilla en la tierra o haber abonado la tierra o haberla regado. Es necesario comprender que absolutamente nada que valga la pena sucede de la noche a la mañana.

La paciencia es un don o fruto del Espíritu Santo de Dios. A la mayoría de las personas no les gusta esperar. Especialmente en este tiempo en que vivimos, nos desespera tener que esperar cualquier mínimo espacio de tiempo. Queremos todo ya, al momento.

Nuestro mundo vive en desespero, los jóvenes no pueden esperar a casarse, los que trabajan no pueden esperar que llegue el fin de semana, los que estudian no pueden esperar que llegue el día de la graduación, etc. Nuestra cultura es una cultura muy afectada por la falta de tiempo. Todo lo que hacemos lo hacemos a la carrera. Quizá usted al igual que yo, también se ha visto frente al horno micro-ondas desesperado porque tarda demasiado en calentar un plato de comida o cualquier otra cosa. Estamos viviendo en un mundo dominado por la desesperación.

Cuando esperamos solícitamente no nos volvemos perezosos sino que nos fortalecemos en la esperanza. Si deseamos algo que se realmente bueno tenemos que darle tiempo, esfuerzo y dedicación, sin rendirnos fácilmente por que la esperanza es mas fuerte que el miedo.
Autor: Desconocido

 
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